“Si la vida puede en ocasiones ser ingrata, en la cocina siempre hay algo bueno que esperar. Por eso la mesa es de las mejores maneras que los hombres hemos encontrado para cortejar la felicidad y celebrar el acto gratuito de existir: algunos momentos, platos, vinos y compañías nos dejan la ilusión de que, siquiera sea por un instante, el mundo está bien hecho”. En “Comimos y bebimos. Notas de cocina y vida”, el escritor madrileño Ignacio Peyró realiza un recorrido por un año gastronómico, en el que despliega en sus 12 meses (y muchas mesas) una vasta cantidad de recuerdos, de experiencias y de referencias que son, sobre todo, una ingeniosa y ágil mezcolanza entre literatura y cocina.


Las páginas de “Comimos y bebimos” maridan a la perfección con Las Mamblas: fiel reflejo del carácter Arlanza, del terroir de Covarrubias, es la mejor expresión del tempranillo ancestral en su límite norte de cultivo junto con otras variedades como la garnacha, el bobal o la mencía. ¿Cómo es Las Mamblas? En nariz, nos recuerda a frutos rojos en sazón y fruta negra fresca con matices de notas herbáceas balsámicas y ligeras notas especiadas. Y tiene un paso por boca aterciopelado y fluido con un final aromático y largo, perfecto para beber y paladear mientras leemos y saboreamos un libro como este. A su vez, es tan versátil que combina tanto con ensaladas y arroces, en verano, como con otros más contundentes, en meses más fríos, como carnes a la brasa o pescados asados.