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Viajes Valtravieso: D.O. Arlanza
Viajamos a una zona cuya tradición vitícola se remonta al siglo VII, ubicada en el corazón de la provincia de Burgos. Allí, en la D.O. Arlanza, han nacido tres de nuestros vinos de Viñedos Olvidados: Muniadona, Cerro Cerezo y Las Mamblas. ¿Nos acompañas?
Si algo caracteriza a la D.O. Arlanza es la altitud de sus viñedos. Los de Valtravieso tienen una ubicación privilegiada en Covarrubias, en plena ribera del Arlanza y junto a la sierra de Las Mamblas en un paisaje excepcional compuesto por viñas centenarias en vaso. Están a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar, lo que condiciona notablemente el desarrollo del cultivo y la maduración de la uva confiriendo una personalidad única a sus vinos, que se han elaborado con la intención de preservar la esencia de la zona y manteniendo el estilo de producción original.
Esta zona es compleja y resulta muy difícil de trabajar: requiere una gestión de viticultura extrema ya que no hay riego, hay muchas heladas, mucho bosque y animales que se comen el fruto. Sus suelos son pobres, muy viejos y bastante profundos, compuestos principalmente de aluvión con cantos rodados, arena y arcilla. Estos viñedos, muy antiguos, mantienen el estilo de plantación original donde convivían diversas variedades tanto de uvas tintas como uvas blancas, sin prácticamente espacio entre las viñas, requiriendo un trabajo muy manual, lo que no permite mecanizar la labor. A pesar de ser viñedos de alguna manera “olvidados”, gracias a este singular terroir dan un fruto espectacular.
“Empezamos a trabajar en la D.O. Arlanza en 2019 con viñedos centrados en la zona de Covarrubias. En 2020 conseguimos más viñedos y fuimos vinificando esas viñas que cada vez eran más productivas. Desde el primer año nos dimos cuenta de que en los viñedos más antiguos se entremezclaban diferentes variedades. En 2019 hicimos la vendimia por separado: primero el blanco y luego el tinto”, nos cuenta Ricardo Velasco, enólogo y Director Técnico de Valtravieso.
Así surge Muniadona, un vino elaborado con al menos 9 variedades distintas de uva. “Hemos hecho análisis genético molecular de todo el material y hemos visto que hay una mayoría de albillo mayor pero también viura, cayetana blanca o castellana blanca, por lo que también hay variedades antiguas y minoritarias”. Muniadona, del que se produjeron solamente 300 botellas en la primera añada y 500 en la segunda, es un vino completo, complejo y complicado en la vendimia y en la elaboración, con multitud de matices. Por eso es algo tan especial y de edición limitada.
“Después empezamos a vinificar todas las parcelas de tinto para hacer vinos por parcelas. Cuando llevaba 6 meses en barrica hicimos cata y nos quedamos con el vino de parcela que más nos gustaba: fueron dos y el resto, mezclamos las diferentes parcelas. Fue cuando decidimos que queríamos hacer un tinto de pueblo (Covarrubias) y un vino de parcela con la uva que más nos gustara. Ahí surgen los dos tipos de vino tinto bajo la D.O. Arlanza: Las Mamblas y Cerro Cerezo.
Los viñedos están compuestos de multitud de variedades como son la tempranillo, que se encuentra al límite de la maduración por la confluencia de altitud y latitud, la garnacha, la monastrell o la bobal, entre otras muchas. Esta diversidad aporta complejidad y equilibrio en los vinos.
Las Mamblas es un vino que acoge a todas las parcelas, hecho con viñedo viejo y bajo su propia idiosincrasia, con tempranillo pero también con garnacha, monastrell, bobal o mencía. En Las Mamblas se puede percibir una fruta muy fresca. “Al vino de parcela decidimos llamarle Cerro Cerezo porque es una convivencia entre viñedo y cerezos: es lo que ves cuando recorres la zona. Nuestra idea es sacar un vino de parcela cada año”, nos cuenta Ricardo Velasco. “Las añadas excepcionales saldrá al menos un parcelario: tenemos varias parcelas interesantes pero no todos los años logramos expresar lo que queremos”.
Esta zona es peculiar: fue la primera que se eligió para llevar a cabo el proyecto Viñedos Olvidados, de recuperación de parcelas y de puesta en valor de variedades autóctonas. Aquí, el río Arlanza cruza Covarrubias y se generan dos márgenes: el derecho y el izquierdo. En el derecho hay varios parajes como La Mula, La Escoba y El Amesado que son zonas un poco más tempranas y más raciales, más rústicas, más tánicas. En el margen izquierdo están El Quemao, Lirios y Tizona, que son zonas un poco más finas pero con mucha profundidad. El Quemao es característico por la altitud y tanto Lirios como Tizona son zonas con mucha arena, lo que hace que los vinos sean muy finos, con mucha fragancia y eléctricos. A un margen hay un tipo de sedimento y al otro, uno diferente. “Estamos estudiándolo. El vino que da nos gusta mucho, pero estamos en proceso de conocerlo, estamos interpretándolo y cada vez tenemos que ir a mejor”.
Continuará…