Nuestro vino Mil Cantos, enmarcado dentro del proyecto Viñedos Olvidados, nos lleva hasta la Ribera del Júcar: una comarca con un profundo arraigo en el cultivo de la vid o los cereales y, como su propio nombre indica, influenciada por el río que recorre sus tierras.
En este viaje a tierras manchegas, Valtravieso ahonda en su filosofía: la de elaborar vinos únicos para trasladar su conocimiento y experiencia a una zona olvidada pero con mucho potencial como es la Ribera del Júcar. Todo surge de la idea de rescatar y revalorizar viñedos antiguos de gran calidad que, por cuestiones de baja productividad, se estaban abandonando. Eso es Viñedos Olvidados, una firme apuesta por rescatar viñedos para recuperar nuestra memoria.
De esta experiencia concreta en la Ribera del Júcar nace el vino Mil Cantos como resultado de escuchar y entender el terroir para sacar el máximo partido a unos viñedos muy viejos de bobal que, como mucho, producen 3.000 kilos por hectárea y están ubicados en Casas de Benítez, en el sur de la provincia de Cuenca. “Allí encontramos una cepa muy austera, resistente a las inclemencias climáticas y a las plagas”, explica Ricardo Velasco, enólogo y director técnico de Valtravieso. En su vinificación, se ha querido plasmar la identidad de la zona: de ahí que sea un vino contundente, equilibrado y atemporal, que huye de las modas.
Para entender un poco más Mil Cantos y cómo ha sido elaborado, hay que tener en cuenta que en la Ribera del Júcar la altitud media es de 750 metros y el clima es mediterráneo continental, con altos contrastes de temperatura entre el verano y el invierno y una pluviometría baja con un régimen de humedad mediterráneo seco. Esta zona se caracteriza además por su horizontalidad: está constituida por una llanura en la que descansan algunos oteros, que es rota por el paso del río Júcar dando nombre a su denominación y por algunas lomas boscosas entre Sisante y Casas de Haro. Sus suelos son profundos, de materia arcilloso-calcárea cubierta por un manto de cantos rodados donde reposan los viñedos. ¡De ahí el nombre Mil Cantos! En este entorno, el río, el clima, la tierra y la labor paciente y constante de sus gentes han permitido obtener vinos de mucha calidad, concentrados y densos como Mil Cantos.
Y ahora que tras este viaje ya conoces la zona de la Ribera del Júcar y sus singularidades, ¡quizá sea la hora de catar Mil Cantos!