D.O. Ribera del Duero

Es la zona en la que surgió Valtravieso como proyecto, el páramo calizo en altitud ubicado en Piñel de Arriba (Valladolid), donde tiene la bodega madre y el centro de operaciones: en la Ribera del Duero, este año la vendimia comenzó el 23 de septiembre.

Ricardo Velasco nos explica así el incidente meteorológico que más la ha condicionado: “La añada ha venido muy marcada por una helada que hubo el 23 de abril, precisamente el Día de Castilla y León. Eso hizo que la fenología fuera un poco retrasada porque la helada lo paralizó todo, pero luego se ha adelantado bastante al final del ciclo porque al haber tan poca uva, ésta ha madurado muy rápido, por eso hemos vendimiado en fechas similares a las del año pasado”.

Por variedades, “la uva tempranillo es la que más ha sufrido la helada (el 40% de la finca se heló) y la que menos, la merlot por la distinta fenología que tienen. La cabernet es bastante regular también”, narra Velasco. ¿Cómo ha sido este año climatológicamente hablando? “Más allá de esta helada, no ha habido episodios de granizo ni tormentas de viento que hayan roto tallos. Ha llovido muchísimo y ha llovido bien en primavera antes de la época de enfermedades de la vid y también a final de ciclo cuando la uva ya casi había enverado”. 

¿Y qué hay del envero, que el año pasado fue a principios de agosto? “La teoría dice que del envero a la maduración pasan 50 días. En Ribera del Duero eso suele ser extraño, pero llevamos un par de años en los que esa hipótesis se está cumpliendo”, explica Velasco. “Además, por las condiciones climatológicas de estos meses, en el envero necesitábamos agua y no llegaba… pero finalmente llegó”. 

Además, Ricardo nos cuenta que hemos tenido un tiempo fresco y suave que ha propiciado una maduración con unas condiciones muy buenas, porque cuando la uva madura con menos calor, los procesos se dan de una forma más constante. “Este año, al no haber tenido temperaturas tan altas, se ha acompasado más la maduración: no hay tanto azúcar pero sí que hay muy buena madurez fenólica”. ¿El resultado? “En los últimos dos años, por unos motivos o por otros, nos estamos quedando en unos grados muy moderados para ser vinos de la Ribera del Duero: entre 13,5º y 14º, con muy buena madurez, teniendo en cuenta que vendimiamos en épocas normales, no de manera temprana”.

Más allá de la graduación, ¿cómo van a ser los vinos de la añada 2024? “Serán vinos maduros y frescos, que aunque parezca una contradicción es lo que mejor define la vendimia de 2024. En cuanto a la calidad, es de las mejores que recuerdo, porque está muy equilibrado el alcohol con la madurez”. La cantidad, en cambio, ha disminuido: “sí que hay un 20% menos de producción en total con respecto a otros años pero con una calidad impresionante”, explica Velasco. 

La vendimia en la Ribera del Duero finalizó el 10 de octubre, por lo que ha sido bastante corta, ya que ha durado dos semanas y tres días.

Ribera del Júcar 

Más allá de la Ribera del Duero, otro de los territorios en los que Valtravieso tiene presencia, gracias al proyecto Viñedos Olvidados, es la Ribera del Júcar. “Aquí, comenzamos la vendimia el 31 de agosto, duró un día, mientras que la vinificación se extendió durante una semana. La uva también la hemos cogido muy equilibrada, con no mucho grado, por lo que el vino se ha quedado en 14º, con muy buena frescura y equilibrio. Es una viña vieja y como todos los años venía muy concentrada, por lo que hemos hecho una maceración muy somera, con una duración de menos de dos minutos cada remontado y con un perfil muy fresco, en torno a un 15% de airén viejo. Ahora ya tenemos el vino en barricas usadas para hacer la fermentación maloláctica”, explica el enólogo y director técnico de Valtravieso. El proceso continúa. 

D.O. Jumilla

Otra zona en la que Valtravieso trabaja desde hace unos años es la D.O. Jumilla, también bajo el proyecto de recuperación Viñedos Olvidados. “Allí, vendimiamos el 16 de septiembre, también con muy buenos parámetros, con 13.5º de graduación. Ha sido una añada fresca de temperatura pero seca por falta de precipitaciones, aunque a última hora ha llovido y se ha equilibrado mucho, hemos conseguido una buena maduración. Hemos estado macerando durante un mes, para luego prensar e introducir en fudres el mosto y así empezar la crianza y que haga la maloláctica”, nos cuenta Ricardo Velasco.

D.O. Arlanza

En esta zona, en la parte burgalesa de la D.O. Arlanza, también perteneciente al proyecto Viñedos Olvidados, se comenzó la vendimia el 26 de septiembre y duró cinco días. “Tenemos unas viñas excepcionales en Arlanza y cada vez estamos vendimiando antes, cada parcela en el momento adecuado, cada vez con más precisión. Aunque éste ha sido un ciclo muy accidentado: primero hubo una helada que resistimos bastante bien y después un episodio de granizo muy fuerte que afectó al margen izquierdo de Covarrubias”, narra Ricardo Velasco. Por eso este año no ha habido mucha uva. “Se ha microvinificado todo en depósitos de 1.000 litros, ahora estamos empezando a prensar y pasando todo a barricas de 400-500 litros para hacer la maloláctica por separado de cada paraje”. En cuanto a la calidad de los vinos, Velasco prevé que sea “muy buena, igual que en Ribera del Duero: muy equilibrada, con graduación moderada, una acidez muy buena y madurez óptima”.